Cartas desde la isla de Skye- Jessica Brockmole

Marzo de 1912. Elspeth Dunn -una joven escritora que jamás ha abandonado su hogar en la remota isla escocesa de Skye- recibe la carta de un admirador norteamericano. La firma el universitario David Graham y supone para ella una puerta al mundo.

A medida que los dos se vuelcan en la correspondencia -compartiendo sus esperanzas más atrevidas y sus mayores secretos- su intercambio acaba convirtiéndose en amistad y, con el tiempo, en amor. Cuando estalla  la primera guerra mundial David se alista como voluntario y la correspondencia se trunca.

Junio de 1940. En plena segunda guerra mundial, la hija de Elspeth, Margaret, se enamora de un piloto inglés. Su madre trata de disuadirla; sabe, por experiencia, lo doloroso que es mantener una relación en tiempos de guerra. Un día Elspeth desaparece dejando  unas cartas tras de sí. Margaret se adentra con ellas en un pasado del que nada sabía.

 

Tengo que confesar que una de mis debilidades como lectora son las novelas epistolares. Presentan un reto evidente para el escritor, pues no puede contar con técnicas como las descripciones o los diálogos. Pero también son una excelente oportunidad para construir una novela, pues el anonimato que proporciona no estar cara a cara con el destinatario de las cartas, hace que en ellas se vuelquen con facilidad los sentimientos a corazón abierto.
"Cartas desde la isla de Skye" es un buen ejemplo de ello. Jessica Brockmole maneja con maestría las reglas del género construyendo una historia de fuertes y profundos sentimientos, tampoco exenta de momentos de pasión, reflejando muy bien la sensualidad contenida propia de la época en la que se desarrolla  la novela. Asistimos a una historia de amor que se cuece a fuego lento, en la que la admiración deja poco a poco paso a la amistad y esta al amor. Con un hábil manejo de la información con la que cuenta el lector, la trama no decae en ningún momento, consiguiendo que estes deseando avanzar en la lectura para descubrir los secretos que guarda Elspeth. Para poner la guinda al pastel, cuando llegamos al final no se cierra la historia  de forma precipitada -lo que parece ser el gran mal de nuestro tiempo- sino que se respeta el ritmo pausado de la novela, con un término redondo y coherente. Destacaría en último lugar cómo el momento histórico que le toca vivir a los personajes no es un mero telón de fondo, sino que está perfectamente integrado en la trama y les influye directamente, haciéndoles cambiar de perspectiva, replanteandose su existencia y forzándoles a tomar decisiones.
Todas estas razones y una lectura con la que he disfrutado mucho hacen de éste un libro altamente recomendable.
Valoración: Cuatro rosas.