martes, 12 de mayo de 2015

Marc Levy-Siete días para una eternidad


Dios y el diablo están de acuerdo. Cansados de sus eternas disputas, deciden entablar una última batalla. Las reglas son las siguientes: cada uno de ellos enviará a la Tierra un emisario que  que contará con siete días para inclinar el destino de la humanidad hacia el Bien o el Mal. Dios y Lucifer establecen que el enfrentamiento se producirá en la ciudad de San Francisco y eligen a sus mediadores. Dios escoge a Zofia, una joven competente con el encanto de un angel. Lucifer se decide por Lucas, un hombre atractivo sin ningún tipo de escrúpulos.
La tarde de su primer día en la tierra, los destinos de Zofia y Lucas se cruzan, pero para consternación de Dios y el diablo, el encuentro, lejos de provocar un altercado, toma unos derroteros insospechados. 

Confieso que he leído este libro para cumplir con alguno de los puntos del Reto Lector en el que participo (mas información en la barra derecha), pero al mismo tiempo he tenido con su lectura una grata sorpresa. Es el primer libro que leo de este autor y me encontrado con una novela bien escrita y por eso, de muy fácil lectura. La historia es muy romántica y se centra sobre todo en los sentimientos de los protagonistas, a los que sirven de contrapunto unos pocos personajes secundarios muy bien perfilados que aportan muchas cosas buenas a la trama y no la lastran con historias paralelas que al final dejan esa sensación de estar "de relleno".
Lo que más me ha gustado es la caracterización de los personajes principales y creo que este es el gran acierto de la novela. Es usual que las novelas de género romántico usen (y abusen) del "chico malo" o del "héroe oscuro"  como protagonista opuesto a la "buena chica" hasta el punto de que se ha convertido en un tópicazo que se desinfla más adelante como un globo. Pues nada más malote que un demonio y ninguna chica más buena que un angel. La virtud de Levy es darle a la situación una vuelta de tuerca, presentándonos a los agentes y a sus "jefes" en el entorno aséptico de las grandes corporaciones, de forma que la frialdad con que Lucas ejerce el mal y la lógica desde la que Zofia hace el bien les alejan respectivamente del repelús y la ñoñería.
El mayor pero que le pondría a la historia es que Levy dedica casi un tercio del libro a  presentarnos a los personajes y, cuando uno ha iniciado la lectura después de leer la contraportada, lo que desea es que la historia comience a avanzar pronto.

Valoración: Tres rosas.

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