Caleb es un hombre con un singular interés por la venganza. Secuestrado
cuando era niño y vendido como esclavo por un mafioso hambriento de
poder, no ha pensado en nada excepto la venganza. Durante doce años se
ha sumergido en el mundo de los esclavos de placer buscando al hombre
que él considera responsable en última instancia. Finalmente, el
arquitecto de su sufrimiento ha surgido con una nueva identidad, pero no
con una nueva naturaleza. Si Caleb consigue acercarse lo
suficientemente para atacar, debe convertirse en la misma cosa que
aborrece y secuestrar a una hermosa chica para entrenarla para ser todo
lo que él fue una vez. Olivia Ruiz, de dieciocho años, acaba de despertar
en un lugar extraño. Atada, con los ojos vendados y solo una tranquila
voz masculina para darle la bienvenida. Su nombre es Caleb, aunque él
exige ser llamado Amo. Olivia es joven, hermosa, ingenua y testaruda a
más no poder. Tiene una oscura sensualidad que no puede ser escondida o
negada, aunque ella intenta conseguir ambas cosas. A pesar de que tiene
miedo del fuerte, sádico y arrogante hombre que la tiene prisionera, lo
que mantiene a Olivia despierta en la oscuridad es su indeseada
atracción por él.
Esta ha sido mi primera incursión en el “dark romance”. Seguramente sea también la última.
Mis razones:
Yo a esto no le veo el “romance” por ningún lado. Esto
no es una novela romántica. Esto es una novela negra. Es la historia de un
secuestro y el consiguiente abuso físico, psicológico y sexual del secuestrador
hacia su víctima. Si crees que aquí hay romance, necesitas hacértelo mirar. Por
un psiquiatra.
Es que el romance comienza en el segundo libro”. Verás,
tengo a mis espaldas muchos millones de páginas como lectora y ciertos trucos
baratos no me impresionan. Trucos para inflar ventas, quiero decir. Trucos como
“esto da para una novela, pero hagamos una trilogía”. Cuando un autor/editorial
recurre a este truco en particular, el primer volumen corresponde al
planteamiento de la historia, el segundo al nudo y el tercero al desenlace. Por
lo general, para duplicar el número de
páginas de un manuscrito, los autores sin talento rellenan hojas y hojas con
divagaciones repetitivas. Cuando lo significativo de la historia se reduce a un
tercio (o menos) del libro, parece que no pasa nada. Y cuando no pasa nada, el
lector (yo) se aburre.
Dicho lo anterior, a este libro le sobran 100 páginas.
Los escritores de verdad corrigen y recortan, hasta llegar a lo esencial de la
historia. Tal vez la autora no pudo asistir el día que explicaron esto en su
escuela de escritura creativa. Ahora que lo pienso, parece que nunca haya ido a
una escuela de escritura creativa. Recortar es un servicio a la humanidad, C.J.
Miles de árboles mueren inútilmente todos los años por tu causa. Ayuda a parar
esta masacre.
El estilo literario es…inexistente. “Cautiva en la
oscuridad” parece escrita (a ratos) por alguien de quince años. Hummm… ¿O sería
en el móvil a lo largo del día?
Sus protagonistas tienen la profundidad psicológica de un
camarón. Y lo confieso: no siento pasión por la biología marina. Me es
imposible conectar con unos personajes tan planos. Caleb es un muñeco de
plástico elaborado a partir de una acumulación de clichés por una adolescente
hormonalmente desatada: es superguapo, superatractivo, supersexy y supercachas
y como tuvo una infancia terrible tenemos que quererle y entender que haga de la vida de Livvie una mierda. Livvie es una marysue de libro, en la rama “desdichada huerfanita”. La perdono porque acaba
de salir del cascarón y no sabe nada de la vida, es decir, es más tonta que
pichote. Cualquier persona sensata sabe lo que Livvie necesita no es a Caleb,
sino alejarse de él por patas, un psicólogo y una amorosa familia de acogida.
Los dos puntos anteriores me llevan a: esto es un fan
fiction. O eso, o todas las malas novelas se parecen. Volvemos a encontrar
por enésima vez la jovencita/adolescente con baja autoestima que desea ser querida y cree que el mejor camino es
someterse a los deseos del primer gilip maromo que le hace una caída de ojitos.
Con la prosa más ramplona y pedestre que imaginarse pueda.
En resumen, “Cautiva en la oscuridad” sólo puede gustar si nunca superaste la fase
princesas Disney en su faceta más retorcida y tienes una edad (mental) de
diecisiete años.
Y ahora me voy a leer a Kinsale. Protagonistas masculinos con un pasado traumático redimidos por el amor. Para lectores adultos. Contado
por una escritora de verdad.
Valoración: Una rosa.